Día 13: Parque Nacional Puyehue – Cráter Raihuén

Gran día gran de las primeras excursiones de verdad. Un par de cosas primero para ubicarnos en el parque: hay dos zonas principales con dos entradas diferenciadas: el sector Anticura y el de Aguas Calientes. Las dos zonas tienen áreas de camping y senderos de distintos niveles de dificultad. Lo segundo es que nos atendió una guía o guardaparque a la entrada quien nos dio muy buena información sobre los senderos, en especial el último del día.

Las primeras dos excursiones del día las hicimos en el sector de Anticura donde vimos saltos de agua: el Salto del Indio (el paseo más corto, unos 300 mt), y los saltos de La Princesa y Repucura, a 1200 y 1800 mt de distancia. La dificultad es baja, lo que no quiere decir que fuese súper fácil porque había algunas subidas importantes y hacía mucho calor, pero fue solo un aperitivo para lo que nos esperaba por la tarde.

Después de comer nuestros ricos sanguchitos de queso con palta, nos fuimos al sector de Aguas calientes, más o menos a una hora de distancia del Anticura, por camino mitad pavimentado y mitad de ripio. Este sector tiene unas termas públicas, que están gestionadas por los mismos responsables de las Termas de Puyehue (hotel spa súper pituco y privado). La mala noticia es que las termas públicas están en mantenimiento hasta el 30 de noviembre (solo dos días más tarde) así que tendremos que dejarlo para el futuro.

El caso es que llegamos a un complejo de ski donde casi todo estaba cerrado pero que tenían los senderos abiertos para subir al Cráter Raihuén. Se trata de una subida de una hora donde se llega a este cráter y luego, subiendo unos 20 minutos más, se llega a un mirador donde se aprecian los volcanes Osorno, Puntiagudo y Casablanca. La dificultad es moderada y yo le añadiría algunos puntos más de dificultad por los 29 grados que nos acompañaron y que me dieron esos saludables coloretes en el rostro. Las vistas son impresionantes. Lo mejor que hemos visto hasta el momento. La excursión en total nos tomó 3 horas, con todas las paradas que hicimos para tomar fotos y disfrutar de la tremenda vista.

Llegamos muertos a la cabaña, a darnos un chapuzón en la tinaja caliente y al sobre.

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