Día 37: Caleta Tortel

No hay mucho que contar de Caleta Tortel: tiene una plaza, la “rotonda”, que es el único lugar donde se puede estacionar, desde allí hay que caminar a todos lados. Nuestro hostal estaba al final de la ciudad, a más de 2 km de la rotonda… La ciudad no tiene calles pavimentadas, solo pasarelas de madera que originalmente estaban construidas con ciprés de las guaitecas, un árbol nativo que ya se cargaron por sobre explotación y que resulta ser unas de las maderas que mejor resiste la humedad. Pero ya no queda, así que cada cierto tiempo tienen que reparar las pasarelas que se corroen rápidamente por las duras condiciones del clima.

Debe ser el lugar con peor clima de toda la zona: bajas temperaturas, lluvia, viento, casi todos los días del año. En la ciudad no hay realmente nada que ver, excepto lo pintoresco de las pasarelas y el color lechoso del agua (dulce en la superficie, salada unos metros más abajo).

Nos quedamos en el hostal de Albita, muy bien valorado en Google todavía no sé por qué razones, salvo porque Albita sea muy dulce y entrañable. Intentamos buscar algún buen sitio para comer, pero el único bueno (según Albita) era el Mirador y estaba cerrado. Había otros bien valorados en Google pero eran realmente malos. Y caros. En el primero nos encontramos a la pareja francesa que habíamos recogido antes de llegar a Cochrane y estuvimos cenando con ellos, muy buena conversación y onda. En ese sitio pagamos una barbaridad por la cena. Ojo que no suelen darte los precios, no hay carta, solo te dicen lo que hay y la sorpresa te llega luego, por lo que todo está montado para que te sientas estafado. En fin, de eso viven.

Este es uno de los lugares donde no creo que vuelva a venir. Sé que a mucha gente le encanta y que le encuentra un toque mágico y romántico, pero yo solo vi una ciudad inaccesible, pobre y sin servicios de calidad. Caleta Tortel: Check.

 

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