Día 21: De la Junta a Queulat y Puerto Aysén

Otro día de diluvio, pero partimos igualmente con ánimos a Queulat, para ver uno de los grandes atractivos de este viaje: el ventisquero colgante. La Carlita nos había mandado un audio donde nos instaba a no desanimarnos por la lluvia, que no importaba todo lo que nos mojáramos por el impacto que nos pvovocarían las maravillas que íbamos a ver. Javi y yo ya habíamos estado en Queulat en 2014 y sabíamos a lo que íbamos, y para El Primo, era uno de los escenarios candidatos a un cuadro LX para poner en su casa, así que las expectativas no eran pocas. Pero la realidad fue muy otra.
Como decía, diluviaba. Y era lunes. Los lunes Queulat cierra y lo supimos al llegar allí luego de unas dos horas de viaje (con avistamiento de un delfín incluido en el paquete).
No hubo más remedio que avanzar al siguiente destino, Puerto Aysén, donde pasaríamos una noche antes de buscar a Tania. Y es aquí donde ocurrió lo mejor del día: Queulat no se limita al ventisquero y de camino a Puerto Aysén, a pesar de la niebla y lluvia, lo vimos. Tardamos el doble de lo experado por dos motivos: el camino de Queulat era principalmente ripio y con la lluvia se estaban desbordando unos canales y segundo, lo impresionante del paisaje, que nos hacía parar cada 5 minutos.
Lo otro bueno del día es que encontramos un sitio para comer en medio de la nada que estaba buenísimo: carne asada con papas, ensalada, helado y hasta un cortado de verdad. Nos atendieron dos mujeres en una hostería donde no había nadie más y nos centamos junto al fuego.
Llegamos a Puerto Aysén poco antes de las 20:00 y al bajar nos dimos cuenta de otro percance: mi cargador del PC no estaba. Crisis. Se había quedado en La Junta, a más de 4 horas de distancia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *